El calentamiento es un arte. Tener la certeza del tiempo a emplear, los movimientos que tu cuerpo necesita para prepararse para la actividad deportiva, es un enigma para la gran mayoría de las personas que realizan actividades físicas.
Ernesto creía saber y se sentía listo mental y físicamente para su primera media maratón de Bogotá. Mientras esperaba la salida decidió calentar, hizo los movimientos habituales e imitó a los participantes que lo rodeaban. Cuando por fin empezó la carrera Ernesto estaba exhausto y con dolor muscular generalizado. Sufrió durante todo el recorrido y desde entonces duda que el atletismo sea su deporte.
Jorge, en cambio, estaba convencido que el pique que hacía desde el parqueadero hasta el vestier era suficiente para “calentar su cuerpo” antes de su entrenamiento de 1 hora de natación clásica. Después de un tiempo empezó con una molestia en el hombro, lo que lo llevó a mi consulta. Ernesto era consciente que había exagerado en el calentamiento; a Jorge me costó mucho persuadirlo de cambiar su calentamiento y estiramiento para mejorar.
El calentamiento busca aumentar la temperatura corporal, el objetivo de este aumento de temperatura es preparar a tu corazón, articulaciones y músculos a dar su 100% en un período de tiempo sin lesiones.
El calentamiento debe hacerse de forma gradual, teniendo en cuenta el tiempo que durará el entrenamiento, el deporte que practicas, la edad, postura y vida laboral. No es el mismo calentamiento para una persona que permanece de pie o en movimiento o aquella persona que permanece sentada en reuniones o frente al computador. De igual manera, no es la misma postura la persona que adolece de dolor en alguna parte de su cuerpo versus la que nunca ha padecido un dolor. Tampoco es el mismo calentamiento para el deportista que entrena 1 hora como para quien utiliza 3 horas en su práctica deportiva.
En cierta oportunidad llegó a mi consulta un tenista quien participaba en torneos cuyas eliminatorias eran durante el mismo fin de semana. Acudió a mi porque siempre que quedaba de campeón en su categoría terminaba tan lesionado que tenía que ausentarse de las canchas por mucho tiempo. Ya era una superstición: él creía que ese campeonato era la maldición para los buenos tenistas. Alcanzaba a jugar hasta 4 horas casi seguidas por día en el fin de semana. Indagando, descubrí que los entrenamientos durante la semana no superaban la hora, el calentamiento era de apenas unos minutos en el muro y luego agacharse a tocar la punta de los pies. Procedí a analizar su postura, corregir pequeñas cosas de su escritorio y diseñar el tipo de calentamiento para realizar en la semana y los fines de semana con torneo. Así, lo liberé del hechizo psicológico y físico que lo poseía.
Las personas que calientan durante la actividad deportiva tienden a ser muy torpes en sus movimientos y se demoran más preparando las articulaciones y los músculos para la actividad. Si, además, es un deporte de conjunto es fácil que la presión de grupo te obligue a actuar más rápido de lo que crees y aumentas el riesgo de lesionarte. Yo recomiendo un calentamiento especial que cubra las necesidades de tu cuerpo que vaya acorde con tu postura y actividad deportiva.
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